Hace unos días estuve reflexionando sobre el impacto que han tenido y están teniendo las Nuevas Tecnologías en La Música.
A nivel creativo, han surgido diversas herramientas, aplicaciones o programas, que permiten que los usuarios de las mismas
puedan crear obras musicales, del más variado tipo, desde canciones hasta obras sinfónicas, dependiendo de la pericia y conocimiento
de los usuarios y porque no decirlo también de las herramientas o programas empleados.
Como bien es conocido por todos, o casi, hay innumerables herramientas, tanto de pago como gratuitas, que permiten que los usuarios
puedan crear o componer diferentes obras musicales. He de reconocer que me cuesta sobre manera utilizar el termino productor, tan
usado en algunos ambientes musicales, para definir a la persona que compone o crea una obra musical.
Entre las herramientas más conocidas y utilizadas para la creación musical, evidentemente hablo de software podemos señalar:
Las
DAW, que pueden contener más herramientas, tales como
Secuenciadores,
Plugins de efectos, Librerías de Sonidos (
Samples ),
y algunas más.
Si unimos toda esta variedad de herramientas software a otros dispositivos físicos, Teclados, Guitarras, etc, nos encontramos con un entorno
que permite que personas con unos recursos económicos limitados, puedan componer obras musicales. Pero es necesario precisar que como en
casi el resto de las situaciones de la vida, una mayor disposición de medios económicos, permite el acceso a mejores herramientas y en consecuencia
una mayor calidad de la creación musical.
Pero la disponibilidad a estos recursos, también propicia que personas con escaso talento musical, jueguen a ser creadores e incluso logren
cierta notoriedad ( en determinados ambientes ).
Son las contradicciones que nos toca asumir.